Pachín de Melás y el delito de amar lo suyo (EC)

06.04.13 – 00:21 –  EL COMERCIO . 

M. F. ANTUÑA | GIJÓN.
Pilar no pudo evitar llorar cuando se recordaron sus últimos días antes de morir en la prisión de El Coto
El Ateneo Obrero acogió un homenaje al escritor al que asistió su hija de 92 años

pachin de melas 03.jpgMurió Emilio Robles Muñiz un 6 de marzo de 1938 en la cárcel de El Coto sin saber cuál fue su delito. Y, 75 años después, quienes ayer rindieron tributo a Pachín de Melás, que así se le conocía, en la sede del Ateneo Obrero de Gijón, saben que más que delito su muerte tuvo destacados méritos: defender la cultura asturiana y a los trabajadores. Y por esos méritos y algunos otros, sobre todo y por encima de todo su defensa del asturiano, se enfrentó ese pasado al presente y se sacó su legado a la luz pública.

El Ateneo Obrero abrió su local de la calle Covadonga de Gijón a su recuerdo, pero fueron Iniciativa pol Asturianu y Ástura las organizaciones que quisieron poner en marcha un tributo sentido hacia quien consideran uno de los autores más destacados del siglo XX en llingua asturiana. De ello habló Xuan Pandiella, de Ástura, en la presentación de un escritor no suficientemente reconocido por la sociedad asturiana que, a su juicio, es obligado difundir a las generaciones actuales y a las que vengan después. «La figura, vida y obra de Pachín de Melás tiene que ser un conocimiento básico presente todos los días del año», dijo antes de rememorar su poesía, su teatro y ese jovellanismo acérrimo que le hizo correr raudo a la iglesia de San Pedro a rescatar los restos del prócer cuando arrancó la Guerra Civil.

Claro que más allá de las palabras de Pandiella, el homenaje pretendía rescatar las del propio Pachín y así se hizo mediante la lectura de algunos de sus textos. Uno de ellos, una carta que el escritor mandó a su mujer desde la cárcel de El Coto poco antes de morir. Fue Xelu Neira, de la Tertulia Pachín de Melás, quien la leyó. Y fue en ese momento cuando Pilar, 92 años, una memoria prodigiosa y un humor envidiable, no pudo evitar emocionarse. Habló un rato después de pasado el mal trago para hacer reír a los presentes recordando a «un buen padre», «socarrón y bromista», pero que también tenía «su pronto». A ese padre cariñoso nacido en la calle de Melquíades Álvarez, como sus 18 hermanos, que dejaba los asuntos económicos en manos de Agapita, su mujer, y que no pudo conocer a aquella nieta que nació apenas dos meses después de que él falleciera en El Coto, dedicó sentidas palabras. Desgranó recuerdos personales e incluso detalló aquel día en el que ella tenía 15 años y su padre evitó que desaparecieran los restos de Jovellanos de San Pedro traslandánlos a un lugar seguro. Volvió a tener otro momento de flaqueza ya al final de su intervención: «Fue un buen nombre, nadie sabe lo que lloró en la cárcel detrás de la verja».

Los aplausos interrumpieron su silencio. Antes, también habían servido de colofón a la lectura de otros poemas de Pachín de Melás por parte de distintas personas que se dieron cita en el Ateneo Obrero. Entre ellos, Iniciu Galán, de Iniciativa pol Asturianu, que fue el encargado de dirigir el acto de homenaje.

Artículu n’El Comercio, equí.

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